Tras
la muerte del monarca Carlos III, impulsor del reformismo y despotismo
ilustrado, en el mes de diciembre de 1788 muchos pueblos y villas
celebraron solemnes ceremonias religiosas honrando su muerte. Tenemos
constancia, a través de la Gaceta de Madrid, del acto celebrado en la
Iglesia Parroquial de San Pedro Apóstol de Castillo de Locubín el día 14
de Enero de 1789, noticia aparecida el 23 de abril del mismo año.
Al
acto acudieron todos los miembros del Ayuntamiento, el clero secular y
regular, la comunidad de religiosos frailes Capuchinos del Convento de
Nuestra Señora de la Inmaculada Concepción así como numerosas personas
de notable distinción. La misa y la vigilia estuvieron a cargo del
beneficiado Juan Antonio Vicente Saboyano, capellán del ejercito, que
entonces vivía en la actual casa solariega de d. Federico Parera, así
como la oración fúnebre fue dicha por el doctor d. Pedro Joseph de Abril
y Mesa, que luego se convertiría en la máxima autoridad religiosa y
política durante el siglo XIX, con su nombramiento de Vicario del señor
Obispo Abad de Alcalá la Real (Jaén), adoptando el nombre de Francisco
Manuel. En los días sucesivos se llevaron a cabo diferentes rogativas
públicas por el nuevo monarca Carlos IV a las que acudieron igualmente
las mismas autoridades.
Moisés Gallardo Pulido.
Fuente: Gaceta de Madrid núm. 48, de 16/06/1789, página 419.
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