domingo, 10 de julio de 2016

LA NECRÓPOLIS ARGÁRICA DE CASTILLO DE LOCUBIN.



A continuación damos a conocer dos noticias aparecidas en el mes de enero de 1967 en el ideal de Granada sobre los hallazgos de una necrópolis argárica en la ladera norte de la Sierra de la Acamuña (Castillo de Locubín).


 
REPORTAJES de IDEAL. 22 de Enero de 1967.

LA NECRÓPOLIS ARGÁRICA DEL CASTILLO DE LOCUBIN.

Objetos de esta época se han hallado también en Alcalá la Real. El Delegado de zona del Servicio Nacional de Excavaciones Arqueológicas inspecciona el lugar de los hallazgos.




El pasado domingo, día 15, el corresponsal de Alcalá la Real publicó una nota en IDEAL dando cuenta del hallazgo de unos enterramientos prehistóricos con su correspondiente ajuar funerario, en la vertiente Norte de la Sierra de la Acamuña, dentro del término municipal de Castillo de Locubin (Jaén).

Esa misma mañana salió para Alcalá la Real una expedición, compuesta por el profesor doctor don Antonio Arribas Palau, catedrático de Arqueología de la Universidad de Granada y delegado de Zona del Servicio Nacional de Excavaciones Arqueológicas; profesor doctor don Manuel Riu, Catedrático de Historia Antigua y Medieval de nuestra Facultad de Letras y los delegados locales de Excavaciones, don Gumersindo Burgos y Pérez de Andrade, juez de Primera Instancia e Instrucción de Alcalá la Real y su partido, don Manuel García Sánchez, antropólogo, y don José Corral Maurell, redactor de IDEAL.

En el C. O. P. E. M. de Alcalá la Real, los profesores don Manuel Cantero Pérez y don Enrique Pérez Díaz, licenciados en Historia- que habían efectuado los hallazgos, al frente de un grupo de alumnos-, mostraron parte de los materiales encontrados a los visitantes: un cráneo de oso de las cavernas, otro cráneo humano prehistórico y fragmentos de un vaso cerámico, que acompañaba al enterramiento. Seguidamente, trasladáronse todos al vecino pueblo de Castillo de Locubín- donde se hallaba la mayor parte del material arqueológico y antropológico del yacimiento mencionado-, siendo recibidos por don Gregorio Muñoz Álvarez, juez de Paz, y don Rafael Álvarez de Morales y Ruíz, estudioso de la Historia Local y experto conocedor de los lugares prehistóricos del término, con el que inició un cambio de impresiones el profesor Arribas, con miras a una futura prospección. En casa del veterinario, don Arturo Álvarez Ruiz, examinaron una rica colección de objetos prehistóricos y protohistóricos procedentes del término municipal, de algunos de los cuales se obtuvieron calcos, por el señor García Sánchez, que ilustran este artículo. Entre tan numerosos objetos llamaron la atención unos fósiles de ammonites y belemnitas de la Era Secundaria (animales marinos de la familia de los calamares, que vivieron hace unos 200 millones de años); abundantes hachas y azuelas de piedra pulimentada del Neolítico y Edad del Bronce; una punta de flecha de cobre, tipo Palmela, del Eneolítico Final (2000 a 1600 años a. C.), hallada en el lugar denominado Cabeza Baja; un vaso carenado y un cuchillo de cobre con res clavitos para sujeción del mango, de tipo argárico, que acompañaban a dos esqueletos de los hallados últimamente en la Campana, en enterramientos de la segunda Edad del Bronce (1600 a 1200 a.C) . Se conservan en muy buen estado unas mandíbulas y dos cráneos completos, de un hombre de unos 35 años y de una adolescente de 14 años. Procedentes de la Nava, figuraban un hacha plana de cobre o bronce y un fragmento de sierra del mismo metal, también argáricos. Abundantes vasos y platos ibero-romanos, una urna cineraria y un fragmento de estatua de factura indígena, como muestras de la Edad del Hierro. Entre las numerosas monedas halladas en el término, merecen destacar algunas de la ciudad hispanorromana de “Obulco” (Porcuna). El profesor Riu llama la atención sobre unos adornos o distintivos que, a su juicio, pueden proceder de la comunidad judía que convivió con los árabes en la Edad Media, de gran interés científico.

La necrópolis argárica.

A continuación, los visitantes fueron a conocer el lugar del hallazgo de los enterramientos últimamente descubiertos, acompañados por el dueño de la cantera, don Antonio Collado Peñalver, que ofreció llevar herramientas y algún obrero. Un grupo de alumnos del Instituto de Enseñanza Media de Alcalá la Real les esperaba, con la merienda al hombro, ávidos de conocer la opinión de tan ilustres investigadores a quienes fueron presentados.

El lugar conocido por la Campana se halla en la ladera norte de la Sierra de la Acamuña, a poco más de 500 metros a la izquierda de la carretera de Alcaudete y antes de llegar a la desviación de Castillo de Locubín, frente a la Venta. Se trata de un pedregal calizo, umbrío y casi desnudo de vegetación arbórea, con una cantera hasta hace poco en explotación. A media ladera, sobre el carril, se hallan las tres tumbas hasta ahora descubiertas, distantes entre sí unos 18 metros y aproximadamente a la misma altura. Aprovechando las oquedades bajo grandes bloques calizos, se hicieron las inhumaciones de los cadáveres, con su ajuar funerario; la entrada se cerró a piedra seca, con un paredón, para evitar la remoción de los animales. Aunque durante la época argárica son más frecuentes los enterramientos en fosas, cistas y tinajas, este tipo se ha observado en las necrópolis de San Antón (Orihuela), en Callosa del Segura y en Monachil. De entre los restos esqueléticos se recogieron algunos huesos largos completos, que han permitido al señor García Sánchez determinar la estatura de un individuo de unos 20 años de edad, varón, robusto y alto, ya que medía 1´69 metros cuando aún no había alcanzado su pleno desarrollo. Un primer avance del estudio antropológico, nos informa el señor García Sánchez, podría darse diciendo que se trata de un individuo de tipo racial mediterráneo grácil, salvo uno de ellos que posee acentuados caracteres negroides, pero que es necesario comprobar con un estudio detallado de todos los restos, especialmente de los cráneos que, gracias a la pericia del profesor Cantero, se hallan en perfecto estado de conservación.

En cuanto a los materiales sería conveniente tomar muestras de los objetos metálicos, para su análisis espectroscópico, que serían remitidas al profesor Sangmeister, de la Universidad de Freiburgh.



Materiales argáricos en Alcalá la Real.

Al regreso de la expedición, el alcalde de Alcalá la Real, don Miguel Sánchez Cañete, atendió amablemente a los viajeros y, en el Ayuntamiento, les mostró una hacha pequeña de cobre o bronce y un fragmento de hoja de puñal del mismo metal, de clara tipología argárica, hallados en la ciudad. El profesor Riu se interesó por unos libros de “Privilegios concedidos a la ciudad de Alcalá la Real”, copias de valiosos documentos del siglo XIV, que podrían ser objeto de una tesis doctoral.

El alcalde explicó que pronto se va a declarar parte de la población como de interés artístico y que será visitada en breve por don Grantiniano Nieto Gallo, director general de Bellas Artes. La fortaleza de la Mota, de tres recintos, es, tras la de Almería una de las fortalezas árabes mejor conservadas. Una vez conquistada por los cristianos, La Mota fue el jalón avanzado- frente a Moclín, que permaneció árabe otro siglo- ante el cada vez más reducido reino moro de Granada.






REPORTAJES DE IDEAL. 28 de Enero de 1967.

RESTOS DE OSO DE LAS CAVERNAS, EN UNA CUEVA DE CASTILLO DE LOCUBÍN.

ESTE ANIMAL SE EXTINGUIÓ AL FINAL DE LA ÚLTIMA GLACIACIÓN, HACE UNOS 15.000 AÑOS.

En la vertiente Norte de la Sierra de la Acamuña, en término de Castillo de Locubín (Jaén), y en el lugar denominado “La Campana”, los profesores del Instituto de Enseñanza Media de Alcalá la Real don Enrique Pérez Díaz y don Manuel Cantero Pérez, licenciados en Historia, descubrieron hace dos semanas una cueva con restos de oso de las cavernas y otros animales no identificados aún. La importancia del descubrimiento nos mueve a divulgarlo hoy, después de haber visitado el lugar y obtenido unas fotos que ilustran el presente trabajo. Para otros detalles complementarios remitimos al lector al artículo publicado el domingo pasado en IDEAL.

CONSIDERACIONES GENERALES.

El oso de las cavernas (“ursus spelaeus”) vivió durante el Pleistoceno Medio y Superior en Eurasia, extinguiéndose al final del Würm (hace unos 15.000 años). Aunque ha sido considerado como animal exclusivamente musteriense- momento en que ha conocido su mayor expansión-, se ha mantenido durante todo el Paleolítico superior, hasta el final del Magdaleniense, naturalemente fuera del dominio invadido por los hielos de la última glaciación.

Desciende del “Ursus etruscus”, que se sitúa al final del Plioceno. Entre éste y el “Ursus spelaeus”, ya próximos parientes, se colocaría el “Ursus daningeri”, que aparece en el Pleistoceno inferior.

Extraordinariamente abundante, el oso de las cavernas ha sido descubierto en numerosos yacimientos prehistóricos: Desde el sur de Inglaterra se extiende por toda Europa hasta África del Norte y desde Lisboa llega hasta Odesa. Falta totalmente en los países escandinavos, Rusia septentrional y Siberia, lo que prueba su aversión por un clima seco y frío, aunque no es sólo un animal de llanura, pues se ha encontrado en grutas alpinas hasta los 2.500 metros de altitud. En la Cueva del Dagrón, cerca de Mixnitz (Austria), murieron a través del tiempo de 30.000 a 50.000 osos. Como en la cueva no pudieron convivir simultáneamente más de cinco o séis familias, es de suponer que fue la morada constante de estos plantígrados durante unos 10.000 años. Esta cueva, que pertenece al último periodo interglaciar (Riss-Würm), era un puesto de verano de los cazadores musterienses de la raza de Neandertal. Para la caza del oso debió reunirse la horda y recurrir al procedimiento de asfixiarlos en sus propias guaridas con el humo de grandes hogueras encendidas a la entrada de ellas, o bien en arriesgada lucha cuerpo a cuerpo. Este último método debió de ser muy peligroso, pues aquellos osos sobrepasaban en tamaño al actual oso pardo europeo, alcanzando, alzado de patas, unos 3´50 metros en algunos ejemplares. En general posese una gran variabilidad, cuyos límites extremos vienen representados por las subespecies “maior” y “minor”.

PRIMITIVOS CULTOS DE CAZA Y SACRIFICIOS DE OSOS.

En varias cuevas de los Alpes orientales y occidentales se han descubierto restos óseos del oso de las cavernas, dispuestos los cráneos dentro de arquetas de piedra que hicieron pensar a sus descubridores en ritos religiosos de los cazadores neandertalenses análogos a los de ciertos pueblos actuales de Siberia oriental (tungusos) y de la isla de Sajalín (giliacos). Estos huesos se suponían restos de “ofertas de primicias” y se hablaba de un “culto al oso” parecido al que actualmente practican los aínos de la isla de Yeso.

Esta interpretación, que fue aceptada por varios paleontólogos y etnólogos eminentes (entre ellos Breuil y Lantier), recientemente ha sido impugnada por otros investigadores (Koby, Spahni y Pittioni), quienes mantienen que la disposición de los referidos huesos del oso de las cavernas, en las grutas alpinas, se debe simplemente a agentes naturales. Sin embargo, en el arte del Paleolítico superior se hallan numerosos indicios del culto al oso o, según otra posible interpretación, de la magia de la caza: representación del sacrificio “mágico” del oso antes de que la horda inicie sus incursiones por los cazaderos. Véase, como ejemplo, la figura adjunta, en la que se representan dos osos de las cavernas heridos con flechas y pedradas, que fueron grabados en las paredes de la cueva de Trois-Frères (Francia).

CARACTERÍSTICAS DEL OSO DE LA CUEVA DE LA CAMPANA.

Hasta ahora sólo se han extraído de la citada cueva un cráneo completo, sin mandíbula, y un fémur izquierdo intacto pertenecientes probablemente al mismo animal. El cráneo es grande y mide unos 30 centímetros de longitud. La dentición es reducida en número: el maxilar superior muestra, a cada lado, dos molares, un premolar, un canino y los alveólos de tres incisivos; pese a los fuertes caninos, no parece la de un carnívoro, sino que hace pensar más bien en un tipo omnívoro.

El fémur posee una longitud total de 321 milímetros, en posición anatómica, cifra inferior al límite mínimo de variabilidad de los osos de las cavernas de Austria (353 milímetros), lo que indicaría que este oso, aunque ya adulto, sería de pequeña talla y, probablemente hembra, dado el gran diformismo sexual de la especie.

Por considerar de un alto interés científico este descubrimiento, insistimos en la necesidad de que estos restos de animales sean estudiados por un especialista, que podría ser el doctor Emiliano de Aguirre, S. I., profesor adjunto de Paleontología de la Facultad de Ciencias de Madrid, que conoce bien la fauna del Cuaternario. Esperamos, además, que se realice una exploración completa de esta cueva, donde existe la posiblidad de encontrar industria del Paleolítico y hasta quizá- ¡por qué no!- restos humanos de esa remota época. Hace dos domingos, inspeccionando la cueva, el profesor Arribas Palau, catedrático de Arqueología de nuestra Facultad de Letras, instruyó y aconsejó convenientemente a los dos jóvenes investigadores que realizaron el hallazgo. Nosotros les deseamos de todo corazón que tengan el éxito que merecen y esperamos impacientes la publicación de los resultados de sus exploraciones.

J. CORRAL MAURELL.


viernes, 8 de julio de 2016

Conferencia sobre el yacimiento de la Cabeza Baja de Encina Hermosa.


Sobre el yacimiento ibero-romano de la Cabeza Baja. Intervienen Marcelo Castro director del conjunto arqueológico de Castulo y Francisca Hornos Mata, Directora del museo arqueológico provincial. Fue por el año 1986 cuando tuvieron lugar las excavaciones encontrándose numerosos restos como la estatua de la diosa Minerva.

M. Gallardo Pulido.

EL POSADO DE "CENCERRO".



Luis Miguel Sánchez Tostado.

En la investigación histórica a veces el azar guiña tardío, a destiempo. En ocasiones las imágenes más valiosas aparecen después de publicar los libros, y no antes. Tal es el caso de una insólita fotografía que ha caído en mis manos por gentileza del castillero Moisés Gallardo Pulido. Una imagen que es más, mucho más, que un simple retrato de época. Si a la escasez gráfica de posguerra sumamos que los que posaron eran proscritos en búsqueda y captura y que el fotógrafo hizo la instantánea de forma clandestina en el año de mayor represión contra ellos, la imagen se convierte en un valiosísimo documento gráfico. No solo por lo que muestra, también por su contexto implícito constituye toda una crónica de la lucha guerrillera antifranquista como movimiento sociopolítico. Pero al mismo tiempo es una trampa mortal para los posantes si el retrato llegase a caer en manos del enemigo, como así fue.

La imagen recoge a una docena de hombres armados de aspecto humilde ataviados con pantalones de pana, camisas y boinas. Posan exhibiendo distintas armas, fundamentalmente escopetas de caza, cananas, algún fusil y pistolas de la guerra civil. Algunos penden en sus cintos bombas de mano de fabricación casera (se fabricaban clandestinamente en la fábrica de los Funes de Alcaudete con dinamita “distraída” de las minas de El Cetenillo). Podría ser uno de tantos posados grupales de no ser porque se trata de la guerrilla del hombre más buscado por la Guardia Civil en la provincia de Jaén en los años cuarenta. Tomás Villén Roldán, más conocido por “Cencerro”, posa desafiante en el centro de la imagen, con un fusil en la siniestra y apuntando a la cámara con una pistola. Sus sienes plateadas le delatan como hombre maduro (tenía 43 años). Por entonces ya se había puesto precio a su cabeza como un líder antifascista hábil y escurridizo que trajo en jaque a la Guardia Civil desde la conclusión de la guerra hasta 1947. A su fascinante biografía dediqué una de mis obras: Cencerro, un guerrillero legendario (Adsur, 2010).

Cada componente de la fotografía está enumerado a mano y algunos están marcados con una “X” conforme eran abatidos semanas después. Al dorso alguien escribió una relación de nombres. En cuanto vi la fotografía supe que la imagen debió ser intervenida a algún guerrillero y utilizada para identificar al resto del grupo. Me he topado con fotografías similares en procesos sumarísimos de la dictadura y en los atestados e informes de la Guardia Civil de aquellos años. ¿A quién se le intervino? Tras consultar mi archivo y diversas fuentes, llegué a la conclusión de que esa fotografía, junto a otras que aún no han visto la luz, fue incautada por la Guardia Civil de Alcalá la Real el 1 de noviembre de 1946. Aquel día cercaron a un grupo de hombres de “Cencerro” en el barranco alcalaíno conocido como Valenzuela. En el tiroteo fueron muertos tres izquierdistas que llevaban pocas semanas en el monte. Se trata del jiennense Diego García Gómez, “Chirri”, colaborador de “Cencerro” y responsable local de las Juventudes Unificadas Socialistas. Se había unido a la guerrilla un mes antes, en julio de 1946, tras la redada contra un comité clandestino en la capital. Los otros dos eran los hermanos Juan y Carlos Rivera Jiménez, “Riverillas”, naturales de Albolote (Granada), enlaces que aquel verano huyeron de los interrogatorios y las torturas. A los muertos se les intervino: “tres pistolas, una carabina Remigton, cuatro cargadores, unos prismáticos, un cuchillo de monte, un reloj, 5.950 pesetas, así como propaganda política clandestina, fotografías y documentación procedente de Jaén y Granada” (Sánchez Tostado, 2010, pág. 188). Entre las fotografías intervenidas estaba la imagen que comentamos en el presente artículo.

Por los detalles de la indumentaria, las fechas de incorporación de algunos de los personajes que aparecen en la imagen, y las datas de la muerte de cada uno de ellos, llego a la conclusión de que tan singular fotografía fue tomada, sin ninguna duda, en los últimos días de agosto o primeros de septiembre de 1946. Se realizó en el cortijo de algún enlace de la Sierra Sur y se aseguraron de que no saliera de fondo ningún elemento o paraje identificativo. Sin embargo, la relación nominal escrita al dorso está llena de imprecisiones y errores. Hay apellidos y apodos equivocados y falta por identificar a otros. Me he permitido completar el listado y corregir los errores incluyendo una breve información complementaria de cada uno de ellos:

1. Tomás Villén Roldán “Cencerro”. Jefe de la guerrilla. Natural y vecino de Castillo de Locubín. Antiguo concejal del PCE y presidente de la Casa del Pueblo. Temiendo ser fusilado, se echó al monte tras huir de la prisión de Alcalá la Real en 1940. Fue muerto por la Guardia Civil en Valdepeñas de Jaén el 17 de julio de 1947.

2. Juan Rivera Jiménez “Riverilla”. Natural y vecino de Albolote (Granada). Se unió a la guerrilla de “Cencerro” en el verano de 1946. Muerto por la Guardia Civil el 1 de noviembre de 1946 en el término de Alcalá la Real.

3. Carlos Rivera Jiménez “Jeromo”. Muerto por la Guardia Civil junto a su hermano Juan y el “Chirri” el 1 de noviembre de 1946 en Alcalá la Real.

4.Manuel Jaén Bravo “Formal”. Vecino de Castillo de Locubín, amigo y enlace de “Cencerro”. Se unió a la guerrilla en el verano de 1944. Fue muerto por la Guardia Civil el 25 de abril de 1947 junto a Ramón Jiménez Contreras “Pena”, en el término de Santiago de Calatrava.

5. Adriano Callado Cortés (“Zoilo”). Natural de Escañuela, vecino de Castillo de Locubín y amigo de “Cencerro”. Junto a “Formal” se unió a la guerrilla en el verano de 1944. Fue muerto por la Guardia Civil a las afueras de Jaén (Fuente de la Peña) junto a Antonio Larubia Expósito “Payuso” el 5 de enero de 1948.

6. Antonio Muñoz Rivera (“Muñoz”). Natural de Linares y vecino de Mures (Alcalá la Real). Se unió a la guerrilla el abril de 1946 junto a “Piñero”. Fue muerto el 10 de diciembre de 1947 en una emboscada de la Guardia Civil en Noalejo junto a “Piñero”, “Paquete” y “Juanico”.

7. Antonio Larubia Expósito (“Payuso”). Enlace de Cencerro, casero del cortijo “Las Mangas” (Martos). Se unió a la guerrilla tras el asalto de la Guardia Civil al cortijo “Las Torres” el 28 de julio de 1946. Junto a “Zoilo”, fue muerto a tiros en Jaén el 5 de enero de 1948.

8. José Antonio Gálvez Prieto (“Paquete”). Natural de Tiena (Granada), próxima a la aldea granadina de Olivares. Se unió a Cencerro en verano de 1946. Fue muerto por la Guardia Civil junto a “Juanico”, “Piñero” y “Muñoz” en Noalejo, el 10 de diciembre de 1947.

9. Antonio Fajardo Sánchez (“Piñero”. Natural de Piñar (Granada) y vecino de la aldea de Mures (Alcalá la Real). Se unió al grupo en abril de 1946. Muerto por la Guardia Civil en Noalejo el 10 de diciembre de 1947 junto a “Paquete”, “Muñoz” y “Juanico”.

10. Francisco Ibáñez Molina (“Recovero”). Natural y vecino de Castillo de Locubín, amigo de “Cencerro”. Se echó al monte en el verano de 1944. Muerto por la Guardia Civil el 11 de septiembre de 1946 a las afueras de Castillo de Locubín.

11. José García Líndez (“El Niño”). Se unió a la guerrilla en 1946. Fue muerto por la Guardia Civil, junto a “Rubio Ollero” en el cortijo “Los Nonos” (Valdepeñas de Jaén) el 9 de enero de 1948.

12. Juan Martín Maqueda García “Juanico”. Natural de Benalúa de las Villas (Granada). Procedía de la guerrilla granadina de “Ollafría” y se unió a “Cencerro” tras el asalto en las Ventas del Carrizal en septiembre de 1945. Fue muerto por la Guardia Civil, junto a “Paquete”, “Muñoz” y “Piñero” en Noalejo, el 10 de diciembre de 1947.

¿Por qué “Cencerro” decidió llamar a un fotógrafo y hacer un posado tan comprometido? La decisión responde a momentos de cierta euforia tras la victoria de los países aliados en la II Guerra Mundial, la caída del nazismo y el fascismo italiano y el aislamiento internacional del régimen franquista. La Resistencia aguardaba una inminente intervención militar aliada en España con la incorporación de miles de guerrilleros y combatientes republicanos desde el exilio francés a los que debía unirse el levantamiento de un campesinado oprimido. “Cencerro” era un líder respetado en la comarca con una extensa red de colaboradores. Pocos días antes de esa fotografía, el 28 de julio de 1946, su guerrilla tuvo un éxito en el cortijo “Las Torres” (Martos), donde celebraron una asamblea clandestina con el comité comarcal del PCE y la Unión Nacional Española (UNE). Por la noche, una compañía de guardias civiles cercó el cortijo y, tras un intenso tiroteo, todos los maquis escaparon ilesos por un túnel soterrado que construyeron tiempo atrás para facilitar la huida de la base ante una emboscada. La operación fue un fracaso para la Guardia Civil que sufrió cuatro heridos. El teniente coronel Luis Marzal montó en cólera y juró vengarse.
A esas alturas “Cencerro” ya era un mito. Sus comentadas y espectaculares acciones, generalmente secuestros y atracos a terratenientes y latifundistas, tuvieron como objetivo financiar la resistencia antifranquista, constituir comités clandestinos del PCE y ayudar a las viudas de fusilados y represaliados de la dictadura, que atravesaban por momentos de gran miseria por la crisis económica de posguerra y la represión política contra los vencidos.

Con las nuevas incorporaciones y la esperanza de un cambio de régimen que creían inminente, “Cencerro” autorizó el posado fotográfico de los guerrilleros y la exhibición de sus armas como una demostración de fuerza y como testimonio de aquella lucha heroica, además de mostrarla orgullosos en los tajos a fin de recabar apoyos y militancia para el levantamiento popular que se avecinaba.
Ilusión vana pues, con el comienzo de la Guerra Fría, Inglaterra y EE UU prefirieron que Franco continuara en el poder antes de que España se convirtiera en un satélite soviético ante el carácter marxista de las organizaciones que controlaban el Frente Popular. Permitieron que el caudillo prosiguiera sus matanzas.

Los guerrilleros, abandonados a su suerte en los montes, fueron exterminados uno a uno. Los integrantes de esta curiosa fotografía fueron muertos a tiros en meses sucesivos. No hubo supervivientes.Tachados por el régimen como “bandoleros”, esta guerrilla se mantuvo activa hasta 1948 con un terrible balance de 86 muertos (8 del bando franquista y 78 del bando guerrillero y sus apoyos), además de 535 encarcelados.

Publicado en Diario Jaén. 06/07/2016