miércoles, 1 de mayo de 2019

La historia siempre llega con retraso



Juan Manuel Olarieta


Al principio de todo, es decir, en 1939 la guerra civil no se llamó así porque había sido bendecida por dios para librar a los españoles del comunismo. Fue una cruzada o, al menos, es lo que enseñaban los libros de historia que, como toda historia, es “partidista”, es decir, que toma partido, en este caso por los vencedores. La cruzada se reivindica a sí misma. No se pueden repudiar las muertes que han sido sacralizadas.

Después llegó una época en que la historia cambió. Fue a finales de los sesenta con obras de gran éxito editorial como “Los cipreses en Dios”. Se empezó a hablar de guerra civil en el sentido más propio de la palabra porque aquello había sido una guerra fraticida, entre hermanos. Fueron los tiempos de la “reconciliación nacional” que prepararon la transición.

Los españoles, seamos fascistas o antifascistas, somos hermanos ante todo y los hermanos no se deben pelear nunca. La guerra civil se negó a sí misma porque, como todo derramamiento de sangre, las guerras no son buenas, sacan lo peor del ser humano. Ambas partes cometieron horrendos crímenes. Si unos eran malos, los otros no le fueron a la zaga.

Entonces los campos se dividieron. Algunos antifascistas se traicionaron a sí mismos. Se lo creyeron porque lo necesitaban para su claudicación. Pero sobre todo era imprescindible para el otro bando, los fascistas, que no se lo creyeron sino que se aprovecharon de ello para ocultar las raíces de su legitimidad, que están en la guerra civil, es decir, en una masacre.

La reconciliación nacional y la transición aparentaron sellar una cadena de pactos de los que la mayor parte de las veces sólo se habla para referirse a los de la Moncloa, la Constitución, los Estatutos de Autonomía o los pactos sociales.

Es falso. No hubo más que un único pacto que fue el del silencio, el de enterrar la memoria histórica para siempre y el de arrojar tierra encima de las tumbas y de las cunetas.

Cuando hablamos de pacto caemos en el error de suponer, además, que los firmantes, los fascistas y antifascistas, están equiparados, que firman sentados sobre una mesa de negociaciones. En la transición no hubo nada de eso. Unos (antifascistas) claudicaron frente a los otros (fascistas), con el agravante de que esta vez no necesitaron ser derrotados porque se vencieron a sí mismos.

Pero la historia no se puede cerrar en falso. No se puede tapar ni con mentiras ni con ocultaciones, como explicaron Marx y Engels, por lo que llegó el momento de la memoria, de rescatar la verdad y exhumar los cadáveres.

Como la verdad es revolucionaria conduce a la revolución, por lo que el partidismo vuelve, esta vez del lado de los antifascistas, aunque con 80 años de retraso.

Al partidismo sobre la guerra civil le está siguiendo -inevitablemente- el de la guerrilla antifranquista, también con retraso. Los maquis ya no son delincuentes; los delincuentes fueron los franquistas. La historia avanza -inexorablemente- y está llegando ya a los campos de concentración, los fusilamientos y la lucha clandestina porque la posguerra fue aún peor que la guerra.

Después le tocará el turno a la transición y dentro de algunas décadas la historia dirá otra verdad partidista y revolucionaria: que la transición no fue ni modélica ni pacífica, que hubo quienes lo dieron todo por continuar la lucha antifascista en las condiciones más difíciles, que fueron perseguidos y asesinados por los mismos de siempre y que a ellos se le sumaron los vendidos y los renegados de todos los colores.

La historia te lo da y te lo quita todo, pero siempre con retraso. Esa es la diferencia entre ella y la política, entre el pasado y el presente, entre la teoría y la práctica, entre la retaguardia y la vanguardia.

A diferencia de los revolucionarios, los académicos pueden esparar, no tienen prisa. Los documentos y los legajos tardan en perder su secreto para llegar a los archivos. Hay otros que jamás aparecerán, pero la lucha no puede esperar sentada a que lleguen los arqueólogos. Ni siquiera puede esperar a las bibliotecas porque no es lo mismo hacer la historia que escribirla.

Para hacer historia a cada cual le basta con saber que ha tomado el camino correcto (que es el de la lucha), que está con las masas porque son ellas quienes la hacen y no las élites, los personajillos y los fantoches que la televisión encumbra en cada momento.

Esto es lo elemental, lo que todos saben o deberían saber. Sin embargo, a cada paso nos encontramos con lo contrario: con toda esa calaña que desprecia e insulta a las masas porque no votan a quien deberían, mientras elogian al primer patán que aparece ante los micrófonos. Pues bien, el futuro no pertenece a éstos sino a aquellos, los despreciados. Son ellos quienes hacen la historia y son ellos los que merecen toda la atención.

https://movimientopoliticoderesistencia.blogspot.com/2019/04/la-historia-siempre-llega-con-retraso.html?fbclid=IwAR03g7XnskG1-gDAFabfKatjmkZZmmMXpZLPwykFi_dwlR8ECaUMbeyiEfo

martes, 16 de abril de 2019

Jueves Santo. Elección de alcaldes en el Ayuntamiento castillero.




" D. Ezequiel está la mar de fino. Esta mañana me invitó a estar con la comisión del Ayuntamiento. Comulgar bien pocos lo hicimos.
Esta tarde ha habido el gran jaleo. Era la elección de alcaldes, y era pública y nos dio la mala idea de asistir. Por mayoría aplastante fue elegido D. José Álvarez y los “Chamarizos” han quedado aplastados. Después del escrutinio D. José Álvarez pronunció su discurso, y al finalizarse, los obreros de la carretera, que se los habían traído, le dieron muchos vivas y le aplaudieron mucho. Y en esta confusión se oyó una voz: “¡Viva la República!” y otra: “¡No queremos falsedades!”. Un revuelo terrible, cinco o seis tíos que se tiraron por los balcones del salón de sesiones y varias herramientas que salieron a relucir: ¡Muera el abogado! (por Manuel Peinado), y Rafa Moyano y yo que nos metieron en rincón y si no conseguimos meternos en el despacho de la alcaldía nos hubieran pisoteado. Un caso gracioso, Miguelito González, tan largo, con cara de difunto, los brazos abiertos y empujando a un montón de tíos. A “Pepe Mata” lo zalearon y le dijeron que los chaveas a la escuela. D. Camilo dando voces y D. Ezequiel diciendo que metieran en la cárcel al abogado. Los obreros querían lincharlos; pero los sostuvo la Guardia Civil. Juanito Álvarez (el compañero de Miguelito) dice que no vuelve a meterse en politiquerías ni atado". 


Federico Parera, 2 de abril de 1931.

jueves, 21 de marzo de 2019

Sobre los orígenes del coto de pesca del río San Juan. Las primeras truchas y cañas de pescar.




"(...)Ayer se levantó la veda de la pesca fluvial y por primera vez se han visto cañas de pescar en las márgenes de nuestro río San Juan, que desde hace unos años fue poblado con alevines de truchas, de las que gracias al celo de la guardia civil y guardas forestales, hay ejemplares dignos de las cañas más exigentes.

Pese a la inclemencia del tiempo, estuvo todo el día lloviendo, se desplazaron numerosos pescadores forasteros, que suponemos harían una gran pesca, toda vez que cogerían a las truchas inocentes de lo que es un anzuelo con cebo, acostumbrados a ser cebadas por los vecinos, que al pasar por los puestos, les tiraban migajas de pan. Esperamos que cuando el tiempo sea más benigno, aumente el número de deportistas que nos visitan y admiren al mismo tiempo las bellezas de nuestro río que tiene una ribera incomparable y bordeada por la carretera desde el término de Alcaudete hasta el nacimiento del mismo casi lindando con el término de Alcalá la Real.

A todos los aficionados les damos la enhorabuena y deseamos una feliz temporada de pesca".

Castillo de Locubín. Marzo de 1972.

domingo, 10 de marzo de 2019

Emilia Pardo Bazán sobre el "monstruo de Locubín", el cura Anguita.




Julián Anguita García fue coadjutor de la Parroquia de San Pedro Apóstol de Castillo de Locubin, nacido y criado aquí. Murió condenado a garrote vil en la cárcel baja de Granada, tras descubrirse ser autor material del crimen de su padre, Antonio Anguita Castillo. Los hechos tuvieron lugar en 1898 cerca del cortijo de Pedernales, término de Moclín. Pero se planearon en Castillo de Locubin. En medio un pleito con el cacique del pueblo, Antonio Castillo Hidalgo, por unas tierras. Aunque no sabemos nada realmente sobre aquel pleito.
Estuvieron implicados su madre María Serafina García y sus tíos Cándido y Miguel.
Escribieron un libro anónimo a finales de la dictadura de Primo de Rivera titulado "El monstruo de Locubín".
Aquellos hechos tuvieron un gran calado mediático en la prensa nacional y demás medios de comunicación.
La escritora Emilia Pardo Bazán, en su defensa del feminismo y en su denuncia contra los asesinatos de mujeres, refirió los sucesos ocurridos en Castillo de Locubín a finales del siglo XIX en la revista La Ilustración artística:


El “mujercidio” siempre debiera reprobarse más que el homicidio. ¿No son los hombres nuestros amos, nuestros protectores, los fuertes los poderosos? El abuso de poder, ¿No es circunstancia agravante?. Cuando matan, a mansalva, a la mujer, ¿No debería exigírseles más estrecha cuenta? Y sin embargo, los anales de la criminalidad abundan en mujercidios, impunes muchas veces, por razones especiosas, mejor dicho, por sofismas que sirven para alentar al crimen. Así como el cura del Castillo de Locubín creía que por ser sacerdote no iría al patíbulo, el hombre, en general, cree vagamente que por ser hombre tiene derecho de vida y muerte sobre la mujer. Los resultados de esta creencia los vemos diariamente. ¿Hasta cuándo durará esta racha de pasión tan últil para los cuchilleros y los armeros que venden revólveres baratos? .


BIBLIOGRAFÍA Y FUENTES:

Emilia Pardo Bazán, La Ilustración artística. Barcelona. 22 de julio de 1901.

Anónimo, El monstruo de Locubín. Edit. La novela vivida.



lunes, 28 de enero de 2019

Federico Parera en la sultana andaluza. Verano de 1931.



23 de junio de 1931.

Ya estoy aquí de vuelta y profundamente irritado. Brevemente expondré lo que siguió a aquel dichoso día. Papá, una vez pasada la gravedad de Angelita, siguió como antes y tuve que ceder. Era mi padre. En los últimos días apretar las clavijas hasta el gemido y el domingo 21 a la ciudad de los muslimes, a la sultana andaluza. Honda impresión causó en mí la belleza infinita de Granada, la admirable estética de la Gran Vía y más que todo sus mujeres. Altas más bien quizás por la ropa que hace verlas así gráciles pero espirituales, representan el tipo de la mujer tantas veces soñada. Es cierto que los labios sobre todo están recargados y los ojos etc., pero ese es el espíritu del siglo y no veo el por qué de no marchar a su unísono. La ropa larga sabida llevar es lo mejor que se da en una mujer. La melena larga, ondulada, negra o oro y en fin para dejarlo a uno listo; sobre todo Emilia…. y pensar que he sido tan idiota que he estado chalado románticamente por Meles ¡estupidez! ¡atraso! Hay que marchar con el siglo y habiendo mujeres tan estupendas en la capital casarse con una catetica de pueblo sin cultura y educación…. Como dijo Juanito, el tiempo de los poetas pasó. ¡Pasó a la civilización!.

El viaje regular además de una hemorragia nasal el jaleo del cocherón de la Alsina me llevó un dolor de cabeza terrible. Fuimos a visitar a D. Braulio y después de presenciar el desfile de la corrida bajamos al salón y a saludar a Miguelito. Por la noche a Juanito y luego paseando hasta las doce.

Llegados a la fonda-leza con pomposo título “Hotel Comercial” los chinches no me dejaron dormir en toda la noche sino me asaron fue por milagro. Las impresiones no eran muy desconsoladoras, mucho peores que en la universidad y apretando más que un dolor. Ayer- lunes- por la mañana a las nueve estamos citados y a las once en punto se constituyó el tribunal. Tenía gran desasosiego y un poco de susto.

Llamaron y fueron entrando uno a uno sacando bolas y siendo puestos en pupitres solos y dejando uno en medio para que no copiasen. ¡Y Rosales con la Geografía e Historia en la barriga! No era nada la de chuletas que portaba (seamos galicistas); ¡Ni una cocina de Hotel! Nº 95. Sr. Parera y Castillo, D. Federico, oí decir e inmediatamente entré y di la papeleta.

Con asombro oí decir al Secretario: “No se puede V. examinar, el expediente no está aquí, vaya a Secretaría y arréglelo. Me dirijo allí y una vez llegado pregunté por el Secretario. Me contestaron que estaba de exámenes. Entré a las oficinas y resultó que yo no figuraba como alumno libre. El expediente lo hicieron disimuladamente; pero me salta el oficial mayor que faltaba lo acordado sobre la hoja de estudio del Instituto de Jaén. Indignado dije que miraran bien pues creía haberla mandado y además el título que mande para que me lo registraran.

Resultó que no lo estaba. Protesté de que no lo hubieran dicho; pero me contestaron excusándose con las bullas. Insistí en ver al Secretario que fue del mismo criterio del oficial, que me pidiera la hoja de estudio con tiempo para septiembre. Y salí del Instituto ciego, llorando de coraje de ver que al canalla del Secretario y del oficial no podía tentarles la cara… pero papá me hizo comprender a fuerza de tirones que en la calle estaba mejor y luego que un consejo de disciplina sería doble peor que quedarme sin examinar.

Salí renegando, anarquista con deseos de ver arder el Instituto y la chusma de canallas que hay dentro. Fuimos a ver a D. Braulio Tamayo- el director- que nos dijo que no podía oponerse al criterio del secretario dichoso. ¿Es esta la igualdad y la protección al estudiante pobre?

Especies. Yo te invoco anarquismo para poder saborear la venganza placer de dioses para quemar esa madriguera de reptiles ¡Canallas!

Por la tarde el oficial se acercó muy obsequioso haciéndonos ver que con dinero se arreglaba que hoy me hubieran examinado, formándome tribunal a mi solito y suspendiéndome por haberles molestado. Y los muy canallas se acuerdan de eso al examinarme, no al hacer el traslado de matrícula.

Aunque no estoy a propósito quiero bosquejar el tipo de Emilia García Olmedo. No baja ni alta, entre gruesa y delgada, muy rellenita. Morena, ojos negros profundos simpaticones. 19 años sobre chispa más o menos. Estética en la pierna como en el tipo. Simpática. Los labios rojos naturalmente…. Estoy rendidísimo cayéndome de sueño y mañana seguiré cantando.

FEDERICO PARERA CASTILLO. 






viernes, 25 de enero de 2019

Cronistas oficiales: ¿un cargo político más?

Cronistas oficiales: ¿un cargo político más?



Más de 30 poblaciones de la provincia cuentan con este puesto histórico y vitalicio, designado a dedo por el gobierno local y que, en ocasiones, recibe retribuciones de las arcas públicas

13.05.2013 | 00:00

Miembros de la Asociación de Cronistas Oficiales del Reino de Valencia en un reciente encuentro. 

El cronista oficial es un cargo de tradición histórica, honorífica y vitalicia que se repite en más de 30 municipios de la provincia de Alicante. En principio, este puesto recae en personas que se distinguen por su labor de estudio e investigación en el campo de la historia, sobre todo desde el ámbito local o del pueblo y ciudad donde ejerce su cometido. Aunque es el mismo cronista el que fija sus objetivos, en la mayoría de ocasiones desempeña el cargo de asesor en materia histórica con el ayuntamiento, actuando siempre de manera imparcial y desplazándose, si fuera necesario, a congresos y encuentros en los que representa al municipio.
Estas son las funciones esenciales de un cronista oficial, aunque la teoría no siempre coincida con la práctica. De hecho, el cronista oficial es un cargo histórico, honorífico y vitalicio, recordamos, que no siempre ha estado exento de cierta controversia. Primero, por su elección. El cronista oficial es nombrado por pleno ordinario o extraordinario en el ayuntamiento, una oficialidad que en realidad maquilla la elección a dedo de este cargo por el político o gobierno local de turno. De este modo, sin que exista un concurso de méritos o cualquier otro filtro para aspirar al cargo, en una especie de vacío legal, los políticos quitan y ponen al "cronista oficial" que sea más de su cuerda o afín.
En segundo lugar, el cronista oficial es un cargo no remunerado pero sí remunerable. ¿Qué quiere decir? Pues que el cronista oficial no goza de un contrato laboral, de una nómina del consistorio, pero sí cobra los gastos derivados por la coordinación de un ciclo o, incluso, la asistencia a un congreso en el que representa a la localidad. Gastos que, según las fuentes consultadas, pueden ascender a miles de euros, y que motivan principalmente la crítica a este colectivo en un contexto de crisis tan sensible como el actual.
Finalmente, queda saber hasta qué punto historiadores y cronistas oficiales se solapan quehaceres. PorqueÉ ¿qué les diferencian? ¿Su carácter localista, el estudio histórico o el acercamiento o distanciamiento de los poderes públicos? ¿Se compenetran o se hacen la competencia? ¿Dónde empieza la labor de uno y termina la del otro?
Esto pone también en entredicho el cargo de cronista oficial, desaparecido en las ciudades más importantes de la provincia, en Alicante, Elche, Alcoi o Elda, y que en cambio se mantiene en pequeñas poblaciones como Granja de Rocamora, Muro, Novelda, Cox, Orihuela y Torrevieja, siendo estos últimos los casos más excepcionales. Pero la pregunta sigue en pie: ¿Tiene verdadero sentido el cargo de cronista oficial en pleno siglo XXI, en la sociedad de la información, en la era de Internet, los blogs y las redes sociales?
A favor y en contra
Para Miguel Ors, historiador ilicitano y director de la Cátedra Pedro Ibarra de la Universidad Miguel Hernández de Elche, la figura del cronista oficial carece totalmente de valor en la actualidad. "En el siglo XXI no tiene sentido porque, felizmente, somos algunos, no muchos, los que nos dedicamos a la investigación histórica y lo único que nos faltaba es ser cronistas oficiales. No están tampoco los tiempos para la lírica. Un cronista pagado por el Ayuntamiento sería absolutamente estúpido. Acabaría siendo el cronista del PP, del PSOE o del que fuera", afirma.
Para Ramón Baldaquí, profesor de Técnicas Historiográficas de la Universidad de Alicante, no conviene alejarnos de las costumbres, de las tradiciones, y apuesta por mantener el cargo de cronista oficial. "Ellos escriben la historia oficial, ni más ni menos. La historia desde el punto de vista suyo. ¿Y qué sentido tiene mantenerlos? Sería por conservar una tradición, la publicación oficial de un ayuntamiento, de un municipio para entendernos". Con todo, Baldaquí reconoce que la preparación académica de los cronistas oficiales es "muy dispar", puesto que los hay doctores y los hay sin estudios, y matiza sus presuntas distinciones: "Hay quien sale en las procesiones con la corporación, y a lo mejor hay alguien al que le dedican una calle cuando se muera. Pero no creo que hayan muchas más distinciones que eso".
Finalmente, el catedrático de Historia de la Universidad de Alicante, Salvador Forner, agrega sobre este mismo asunto que "la figura del cronista oficial tiene una larga tradición como narrador objetivo de hechos que por su interés deben registrarse en la historia de una localidad. El desarrollo de los medios de comunicación, tanto escritos como audiovisuales, ha quitado relevancia a esta tarea de registro de acontecimientos y hechos relevantes con lo que hoy en día el valor de la institución es fundamentalmente simbólico y de representación". Y, en este sentido, Forner alude también a la formación de los cronistas oficiales, ya que no suelen "pertenecer al mundo académico" debido a que "en la actualidad la especialización profesional del historiador no resulta muy adecuada para cubrir los conocimientos generales y estrictamente locales de la historia".
https://www.diarioinformacion.com/cultura/2013/05/13/cronistas-oficiales-cargo-politico/1373009.html