23 de junio de 1931.
Ya
estoy aquí de vuelta y profundamente irritado. Brevemente expondré
lo que siguió a aquel dichoso día. Papá, una vez pasada la
gravedad de Angelita, siguió como antes y tuve que ceder. Era mi
padre. En los últimos días apretar las clavijas hasta el gemido y
el domingo 21 a la ciudad de los muslimes, a la sultana andaluza.
Honda impresión causó en mí la belleza infinita de Granada, la
admirable estética de la Gran Vía y más que todo sus mujeres.
Altas más bien quizás por la ropa que hace verlas así gráciles
pero espirituales, representan el tipo de la mujer tantas veces
soñada. Es cierto que los labios sobre todo están recargados y los
ojos etc., pero ese es el espíritu del siglo y no veo el por qué de
no marchar a su unísono. La ropa larga sabida llevar es lo mejor que
se da en una mujer. La melena larga, ondulada, negra o oro y en fin
para dejarlo a uno listo; sobre todo Emilia…. y pensar que he sido
tan idiota que he estado chalado románticamente por Meles
¡estupidez! ¡atraso! Hay que marchar con el siglo y habiendo
mujeres tan estupendas en la capital casarse con una catetica de
pueblo sin cultura y educación…. Como dijo Juanito, el tiempo de
los poetas pasó. ¡Pasó a la civilización!.
El
viaje regular además de una hemorragia nasal el jaleo del cocherón
de la Alsina me llevó un dolor de cabeza terrible. Fuimos a visitar
a D. Braulio y después de presenciar el desfile de la corrida
bajamos al salón y a saludar a Miguelito. Por la noche a Juanito y
luego paseando hasta las doce.
Llegados
a la fonda-leza con pomposo título “Hotel Comercial” los
chinches no me dejaron dormir en toda la noche sino me asaron fue por
milagro. Las impresiones no eran muy desconsoladoras, mucho peores
que en la universidad y apretando más que un dolor. Ayer- lunes- por
la mañana a las nueve estamos citados y a las once en punto se
constituyó el tribunal. Tenía gran desasosiego y un poco de susto.
Llamaron
y fueron entrando uno a uno sacando bolas y siendo puestos en
pupitres solos y dejando uno en medio para que no copiasen. ¡Y
Rosales con la Geografía e Historia en la barriga! No era nada la de
chuletas que portaba (seamos galicistas); ¡Ni una cocina de Hotel!
Nº 95. Sr. Parera y Castillo, D. Federico, oí decir e
inmediatamente entré y di la papeleta.
Con
asombro oí decir al Secretario: “No se puede V. examinar, el
expediente no está aquí, vaya a Secretaría y arréglelo. Me dirijo
allí y una vez llegado pregunté por el Secretario. Me contestaron
que estaba de exámenes. Entré a las oficinas y resultó que yo no
figuraba como alumno libre. El expediente lo hicieron
disimuladamente; pero me salta el oficial mayor que faltaba lo
acordado sobre la hoja de estudio del Instituto de Jaén. Indignado
dije que miraran bien pues creía haberla mandado y además el título
que mande para que me lo registraran.
Resultó
que no lo estaba. Protesté de que no lo hubieran dicho; pero me
contestaron excusándose con las bullas. Insistí en ver al
Secretario que fue del mismo criterio del oficial, que me pidiera la
hoja de estudio con tiempo para septiembre. Y salí del Instituto
ciego, llorando de coraje de ver que al canalla del Secretario y del
oficial no podía tentarles la cara… pero papá me hizo comprender
a fuerza de tirones que en la calle estaba mejor y luego que un
consejo de disciplina sería doble peor que quedarme sin examinar.
Especies.
Yo te invoco anarquismo para poder saborear la venganza placer de
dioses para quemar esa madriguera de reptiles ¡Canallas!
Por la
tarde el oficial se acercó muy obsequioso haciéndonos ver que con
dinero se arreglaba que hoy me hubieran examinado, formándome
tribunal a mi solito y suspendiéndome por haberles molestado. Y los
muy canallas se acuerdan de eso al examinarme, no al hacer el
traslado de matrícula.
Aunque
no estoy a propósito quiero bosquejar el tipo de Emilia García
Olmedo. No baja ni alta, entre gruesa y delgada, muy rellenita.
Morena, ojos negros profundos simpaticones. 19 años sobre chispa más
o menos. Estética en la pierna como en el tipo. Simpática. Los
labios rojos naturalmente…. Estoy rendidísimo cayéndome de sueño
y mañana seguiré cantando.
FEDERICO PARERA CASTILLO.
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