Hace unos años consultando fuentes del archivo histórico municipal de Castillo de Locubin me encontré con una colección de programas de feria de Castillo de Locubín, desde los años cuarenta hasta la actualidad. Cual fue mi sorpresa cuando descubrí un trabajo de investigación publicado en 1980 por la archivera e historiadora alcalaína d. Carmen Juan Lovera. En los días siguientes me puse en contacto con ella y nos citamos en la actual biblioteca de Alcalá la Real para intercambiar impresiones. Siempre la recordaré entre los legajos del archivo alcalaíno y dispuesta a ayudar a todo el que acudía a ella. De Carmen aprendí muchas cuestiones de la historia alcalaína y castillera, sobre todo a combatir prejuicios de la historia oficial de Castillo de Castillo de Locubín. Sin duda fue una mujer muy comprometida con la cultura de la comarca y en especial con Alcalá. En este trabajo se pone de manifiesto cómo los Aranda dejaron su huella en Castillo en la construcción de importantes edificios como la Iglesia Parroquial y el puente del Río San Juan, reconstruído en 1952. Aunque tiene algunos errores en la identificación de ciertos personajes que dan lugar a la confusión sin duda es un buen aporte para el conocimiento de la fecha en la que se construyó.
APORTACIONES DE CASTILLO DE LOCUBIN A LA ARQUITECTURA ESPAÑOLA
DEL SIGLO DE ORO.
Por Carmen Juan Lovera.
La historia documentada del puente de cantería de tres ojos, realizado en el Castillo de Locubín de 1578 a 1587, es apasionante. Por ella nos damos cuenta de la serie de hechos que llevaron a convertirse en castillero de adopción a uno de los más grandes arquitectos españoles de todos los tiempos: Ginés Martínez, llamado también Martínez de Aranda o Martínez Salazar, como mas tarde veremos.
La original y bellísima escalinata de la fachada del Obradoiro de la catedral de Santiago de Compostela, una de sus muchas obras, atestigua la anterior afirmación. Desde que se coloca a los pies de la igleisa, hacia el año 1606, sirviendo de peana y realce a su fachada principal, no ha cesado de producir admiración a todo aquel que al Apóstol visita y por ella sube.
Al Castillo llega Ginés una veintena de años antes de la realización de esta obra, con varios familiares. Los matrimonios de Francisco, su sobrino, y de él mismo, con mujeres castilleras, darán como resultado el que dos de los más importantes arquitectos andaluces del siglo XVII, Juan de Aranda Salazar y Ginés Martínez de
Aranda o Martínez Salazar, sean castilleros.
Magníficamente estudiados los dos por Pedro A. Galera en libros reseñados al final de este trabajo, de los que me declaro deudora; al igual que de otro de Bonet Correa en lo que toca a Ginés Martínez.
Historia del Puente: Gabriel de Aranda y Ginés Martínez.
El AMAR, (Archivo Municipal de Alcalá la Real), es una verdadera mina, valiosa más que el oro para el investigador o el amante de su historia, y sus raíces, como demuestra este caso.
De los libros de actas de cabildo, actas municipales que diríamos hoy, sacamos los datos siguientes:
El 12 de diciembre del año 1578, hace más de cuatro siglos, deciden los regidores y jurados, como entonces se llamaban los concejales, de acuerdo con el corregidor o representante del rey, hacer un puente de cantería en el río del Castillo de Locubín.
Para evitar, dicen, tener que rehacer todos los años el pontón de madera: “Por donde los vecinos suben a sus viñas y labores y molinos”, que era arrastrado por la creciente del río. Se ordena pregonar las condiciones de la obra para que se presenten posturas.
Cuatro meses más tarde, el 7 de Abril de 1579, aparece como maestro encargado del trabajo Gabriel de Aranda, bajo la fianza de Ginés Martínez Cantero, vecino de Baeza.
Se ordena la entrega de 200 ducados al maestro para el comienzo de la obra.
De Gabriel de Aranda no hablan Bonet ni Galera, pero debía ser hermano de Diego de Aranda, discípulo en la Granada de mediados del siglo XVI de Diego de Siloé, citado por Gómez Moreno y Bonet Correa como cuñado de Ginés Martínez el “Viejo”, padre de Ginés Martínez de Aranda. Este último había realizado ya la célebre fuente de Santa María de Baeza como consta en la inscripción de ella, el año 1564. Obra de juventud, desde luego, nos permite fechar su nacimiento hacia 1539, debía rondar la cuarentena cuando aparece como fiador de su tío en la obra del puente del Castillo.
El 23 de junio de ese mismo año, 1579, se nombra maestro mayor de las obras de la ciudad a Gabriel de Aranda y el 29 se acuerda darle título de tal, y “forma para tener casa poblada en ella, lo qual se hace atento a su habilidad y experiencia...”. Se decide acrecentar la traza del puente con tres ojos en lugar de dos.
Un año después, el 29 de Julio de 1580, se ordena librar 400 ducados al mayordomo (especie de administrador o depositario), por haberlos adelantado este a Gabriel de Aranda. Y se empiezan a torcer las cosas, en cabildo de 2 de diciembre algunos regidores se oponen a un aplazamiento, solicitado por el maestro, y otros suplican al corregidor investigue sobre cómo va la obra.
No tardan tío y sobrino, el maestro y su fiador, en dar con sus huesos en la cárcel, como demuestran los cabildos de 4 de julio y 1 de septiembre de 1581, tras ser secuestrados sus bienes.
En este último cabildo el corregidor atiende a una petición de concordia de ambas partes y: “manda dar requisitoria de desembargo de los bienes secuestrados y mandamiento de soltura para los dichos Gabriel de Aranda y Ginés Martínez, y la requisitoria que se diera a los bienes del dicho Gabriel de Aranda se requiera a la Justicia no se los entregue hasta tanto que, con efecto, haya retificado su muger del dicho Gabriel de Aranda la súplica de concordia, pacto e transacion, e se abaje a lo en ella contenido”.
El 24 de octubre de 1582 se acuerda enviar maestros que tasen como va la obra del puente, para la cobranza que deben hacer Gabriel de Aranda y sus fiadores; además de Ginés, es fiador el carpintero Francisco Bailón.
El 1 de junio de año siguiente, 1583, se han terminado los dos ojos pequeños del puente: pero la obra vuelve a retrasarse, porque el 6 de septiembre se da cuenta de los gastos realizados por el síndico al viajar a Baeza, donde se le envió a prender “ a Xines Martinez cantero por no haber cumplido, con efecto, a lo que estaba obligado a hacer la puente de la villa del Castillo, y a Gabriel de Aranda maestro de cantería...”.
Ginés Martínez Salazar, o de Aranda, encargado del puente.
El 13 de agosto de 1585 se ordena apremiar a “ GINES MARTINEZ SALAZAR a cuyo cargo está la obra de la Puente del Castillo para que la prosiga...”. Dato doblemente interesante, por demostrar la identidad de Ginés Martínez de Aranda y Ginés Martínez de Salazar y por comunicarnos la obra ya es de su sola incumbencia. Gabriel de Aranda ha debido morir, de vejez o de la epidemia de peste que por esos años asola la región.
Dos meses más tarde, el 10 de octubre, se trata del viaje que hizo el síndico a la ciudad de Baeza con la requisitoria y autos contra los bienes de Ginés Martínez: “cantero e obligado de la obra de la puente... e halló que las cosas principales del dicho Ginés Martínez estaban compradas para un monasterio de monjas, para incorporar dichas casas al convento y así no hubo lugar de poder rematar y vender...”.
El 19 de octubre del siguiente año de 1586 se ordena a los comisarios de la obra vayan a ver “la puente del río del Castillo, si se acabó y se ha acabado conforme a la traza...”.
El 17 de julio de 1587: “Francisco Baylon y Xines Martínez cantero, vecino de Baeza, pide a la Ciudad que, pues la puente del río del Castillo está acabada, conforme a la traza, se pague las mejoras que en ella se han hecho”.
Cuando algo despues, pero ese mismo año, se haga un Libro de Vecinos de Alcalá y su tierra, entre los 501 vecinos del Castillo de Locubín figura Xines Martínez, Cantero, en la calle Juan Galán, llamada así por vivir en ella Juan Galán de la Bella, labrador, que será pronto:
El suegro de Ginés Martínez.
Por los libros de Bautismos de la parroquia de Santo Domingo de Silos, cedidos con toda amabilidad por su párroco actual, José Luis Cuevas, sabemos del nacimiento de tres hijos de Xines Martínez de Aranda, cantero, y de María de Morales. En los tres bautizos la madrina fue Mencía de Morales, madre de María y; “muger que fue de Juan Galán, vecina del Castillo de Locubín”. Las fechas de los bautizos son:
2131591 una niña, María. 1211594 un niño, Juan; y 2171598 otra niña, Petronila.
Posiblemente Ginés, el hijo mayor luego célebre arquitecto, nacería en el Castillo antes de venir la familia a establecerse en Alcalá, hecho que debió suceder hacia 1590. Pero no queremos pasar a ello sin tratar un poco la personalidad del suegro de Ginés Martínez.
No debía ser un simple labriego el tal Juan Galán que dada nombre a su calle.
Provenía de casta aventurera, avezada a los negocios y al trato con grandes personajes, como prueban los documentos, 78 y 79 de la Colección Diplomática
Medieval de AMAR. Son dos cartas del alguacil mayor del rey moro de Granada, o sea el primer ministro, personaje principal de la Alhambra. Las dos son traídas al Concejo alcalaíno por un Juan Galán, posible abuelo del suegro de Gines, que no era un simple correo pues se le encomienda en ellas, la resolución de ciertos asuntos, y se le hace depositario de secretos no confiados al papel: “... el dicho Juan Galán fablará con vosotros más largamente de los sobredicho...” (Doc. 79. Lín. 2930).
Es de suponer fuese buena la situación económica de este mensajero, casi embajador, así como la de sus descendientes. El caso es que para Ginés Martínez se terminan los apuros dinerarios a partir de su boda. Su arte y su prestigio se afianzan y suben hasta las más altas cotas como vamos a ser en seguida.
Maestro de Cantería y maestro de obras de Alcalá.
El 26 de junio de 1590 aparece titulado maestro de cantería en el acta de cabildo donde se le nombra, precisamente, maestro mayor de las obras de la ciudad: “para que de su parecer en las obras de cantería que se hacen... y en el reparo de murallas... por la mucha habilidad y saber del dicho maestro...”. Debía rondar entonces el medio siglo cuando, establecido en Alcalá, se pone en contacto con el que va a ser su decidido protector, el abad don Maximiliano de Austria.
Bajo este abad, llegado a Alcalá en 1583, se había realizado la segunda ampliación de la iglesia mayor de Santa María de la Mota, de su cuerpo medio. La primera, de los pies el coro y la torre, se hace en la mitad anterior del siglo, bajo don Juan de Ávila. En ella trabajaron con toda seguridad Jacobo Florentino y Diego de Siloé que dieron el tono a las demás ampliaciones ajustadas de modo exacto a su estilo, el renacimiento purista granadino.
Lázaro de Velasco, hijo de Jacobo Florentino, y Ambrosio de Vico trabajan en la segunda ampliación, terminada antes de 1586 ya en acta de cabildo, de 25 de noviembre de ese año, un regidor se refiere a la obra de cantería que ha hecho en la iglesia mayor con un coste de diez mil ducados.
Ginés Martínez, formado en Baeza, en el arte manierista de la escuela de Vandelvira, toma contacto con el purismo granadino en los magníficos monumentos dejados por estos artistas en Alcalá: Fuente de los Álamos, iglesia y palacio abacial, etc. Su estilo, cada vez más depurado y perfecto, así como su manera original de resolver difíciles problemas constructivos, dejará huellas no sólo en el Castillo (iglesia de San Pedro) y Alcalá (última ampliación de la iglesia abacial) sino en Cádiz, (la Cartuja jerezana), y sobre todo, en Galicia a donde llega y triunfa el clasicismo purista jienense granadino gracias a este baezano castillero de vocación, pues al Castillo volverá cuando se sienta viejo y allí querrá ser enterrado.
En Cádiz y en Galicia con don Maximiliano de Austria.
Pero no adelantemos acontecimientos, a Cádiz va con don Maximiliano como nos dice Galera en su libro, al tratar de la cartuja de Jerez.
En la partida bautismal de su hija Petronila, (quizá de nombre relacionado con la iglesia castillera de San Pedro), hay un dato curioso, y es que el padrino es Ldo. Francisco de Bommes, vicario de don Maximiliano y persona muy unida a él. Seguramente de origen alemán, Bommes es castellanización de Worm. La fecha de este bautizo, dos años posterior al nombramiento en 1596, de don Maximiliano, para el obispado de Cádiz, indica un viaje especial del vicario, probablemente para contratar al arquitecto.
Nombrado arzobispo de Santiago, don Maximiliano, lleva con él a Ginés Martínez.
Bonet Correa hace un perfecto análisis de esta etapa del maestro, 16031606, en el apogeo de su arte, aunque ya de bastantes años. Tenía cerca de los setenta, de ahí
que crea Bonet en su muerte cuando en 1606 se nombra maestro mayor a Jácome Fernández. Pero Ginés vivirá todavía tres lustros, y se seguirá titulando “maestro de aquitectura y de la iglesia catedral de Santiago de Galicia”. Así firma, en Alcalá, las condiciones del reparo que conviene hacer a la capilla mayor de la iglesia abacial de la Mota, y el plano de ella, con Pedro de Velasco, maestro mayor de las obras de la Alhambra, el 28 de julio de 1616. Esta es la tercera y última ampliación de la iglesia abacial, quedando toda ella de un único estilo, el clasicismo purista jiennense granadino.
Vuelta voluntaria al Castillo de Locubín. Sus últimas obras.
Seguramente se vino de Galicia por apetecer la vida familiar y tranquila en el Castillo, donde había comprado un oficio de escribano. Quizá también por cumplir alguna promesa hecha al arzobispo de Granada, don Pedro de Castro y Quiñones, porque el Ginés Martínez de Salazar que, en 1610 acaba la colegiata de San Cecilio del Sacromonte debió ser él y no su hijo, como aseguraba Gómez Moreno a Bonet.
Razones hay varias, la principal que no había muerto en 1606 como se creía; pero otra, también muy importante, el mismo documento citado por Gómez Moreno donde se dice que Ginés Martínez Salazar, el hijo, era en 1621 “muy mozo, aunque maestro de ciencia y experiencia”, cuando se le nombra para proseguir las obras del palacio de Carlos V en la Alhambra. Si era muy mozo, en 1621, en 1610 debía ser “demasiado mozo” para dirigir la colegiata de San Cecilio.
Ginés Martínez, propagador del arte andaluz en Galicia, usa indistintamente los apellidos Aranda o Salazar. Patronímicos de las tierras septentrionales españolas libres
de moros y judíos, a los que acuden los sureños en su afán de limpieza de sangre, tan apetecida en la época.
Las últimas obras de gran maestro, autor también de un tratado de “Cortes de Cantería” por desgracia perdido, las realiza en Alcalá, y desde el Castillo, donde vive entonces. Viene con frecuencia de 1616 a 1620, pues dirige las obras de la capilla mayor y de la sacristiía nueva. Como Martínez Montañés, que muere a los 81 años en plenas facultades, Ginés se conserva bien hasta el último momento. Su firma en varios expedientes relativos a esta obra revela un pulso firme y una mente clara.
Muerte en el Castillo, lugar elegido por él.
El 19 de diciembre de 1621 cobra su hijo, de su mismo nombre, una visita a la obra que hizo su padre el año anterior y que éste no puede cobrar por haber muerto. Debía tener, si nació hacia 1539 como es probable, cerca de los 82 años.
BIBLIOGRAFÍA.
Antonio Bonet Correa, “LA ARQUITECTURA EN GALICIA DURANTE EL SIGLO XVIII”. Premio “Menéndez Pelayo” 1957, C.S. I.C., Madrid, 1966.
Pedro A. Galera Andreu, “ARQUITECTURA DE LOS SIGLOS XVII Y XVIII EN JAÉN”. Caja de Ahorros y Monte de Piedad de Granada, Seminario de Estudios. III Premio de Poseía e Investigación, 1977.
Pedro A. Galera Andreu, “UNA FAMILIA DE ARQUITECTOS JIENENSES, LOS ARANDA”, Boletín del Instituto de Estudios Giennenses Num. 95, EneroMarzo 1978, pag 919.